El Gobierno nacional se prepara para un nuevo capítulo político. El próximo lunes, el presidente Javier Milei tomará juramento a Manuel Adorni como flamante jefe de Gabinete de Ministros, en un cambio que no solo redefine la estructura de gestión sino también la dinámica interna de poder dentro de La Libertad Avanza (LLA).
La designación de Adorni —hasta ahora vocero presidencial— marca el inicio de una etapa de mayor centralización del mando político en torno al denominado “triángulo de hierro” que integran el propio Milei, su hermana y secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, y el asesor político Santiago Caputo, cuya promoción al rango ministerial aún se encuentra en evaluación.
Con este movimiento, Karina Milei emerge como la gran ganadora de la reestructuración. Adorni es un hombre de su confianza, formado dentro de su círculo íntimo, y su llegada a la Jefatura de Gabinete ratifica la creciente influencia de la secretaria general en la arquitectura política del Ejecutivo.
“Trabajaremos para profundizar las reformas estructurales que necesita el país”, expresó Adorni al agradecer la designación. “Gracias también a Karina Milei por la confianza y el apoyo permanente”, agregó el funcionario, que continuará operando desde la Casa Rosada.
El nombramiento también implica una continuidad comunicacional: aunque el cargo de vocero quedará formalmente en manos de Javier Lanari, actual segundo de Adorni, será el propio nuevo jefe de Gabinete quien mantendrá el control estratégico del discurso presidencial y de la narrativa oficial.
El cambio se produce en un contexto político sensible, donde el Gobierno busca recomponer vínculos con gobernadores y ordenar la gestión tras semanas de tensiones internas y desafíos legislativos. En ese marco, la llegada de Adorni al cargo puede leerse como un intento de dar coherencia y disciplina a la comunicación y coordinación del gabinete, reforzando la línea política más cercana al entorno directo del Presidente.
Adorni, economista y periodista, había sido electo legislador por la Ciudad de Buenos Aires en mayo pasado, pero decidió no asumir esa banca para continuar acompañando al jefe de Estado desde el Ejecutivo. Su promoción dentro del Gabinete ratifica la confianza presidencial y abre una nueva etapa donde la conducción política, la comunicación y las decisiones estratégicas parecen confluir en un mismo núcleo de poder.
Con la jura del lunes, Milei busca relanzar la gestión y proyectar una imagen de orden interno. La pregunta que sobrevuela el escenario político es si este reacomodamiento servirá para fortalecer la gobernabilidad o si profundizará el esquema cerrado de decisiones que caracteriza al Gobierno libertario.