martes 04 de noviembre de 2025 - Edición Nº2526

Generales | 3 nov 2025

“Era una muerte evitable”:

Preocupación y reclamo de investigación por la muerte de un detenido en Río Grande

La muerte de Carlos Adrián Pérez, un interno de 61 años de la Unidad de Detención Uno, desató una fuerte preocupación entre organismos de derechos humanos y reavivó el debate sobre la falta de atención médica en el sistema penitenciario de Tierra del Fuego. Pérez falleció el jueves pasado en la guardia del Hospital Regional Río Grande, tras varios días de padecimientos y reclamos sin respuesta efectiva. El hecho ya es investigado por la Justicia a partir de una denuncia por abandono de persona agravado por muerte.


Según el periodista y vicepresidente del Comité Provincial de Prevención contra la Tortura, José Piñeiro, Pérez había manifestado fiebre, dolor de garganta y otros síntomas desde el 27 de octubre. A pesar de reiteradas solicitudes de atención dentro del penal y la presentación de un hábeas corpus, la respuesta médica habría sido insuficiente o tardía.

“Lo más grave de este caso es que se podría haber evitado. Su vida estaba a cargo del Estado, y no se actuó a tiempo”, advirtió Piñeiro.

El interno fue trasladado al hospital el día anterior a su fallecimiento, pero según familiares, las indicaciones médicas no se cumplieron. El jueves 30, mientras volvía a esperar en la guardia y sin la debida atención, sufrió una convulsión y murió en el lugar.

Videos grabados por personas que estaban en la sala de espera circularon en redes sociales y mostraron el momento en que el detenido, escoltado por personal penitenciario, perdió la vida sin recibir asistencia.

“Nadie graba a una persona en una guardia porque sí. Filmaron porque vieron algo que no estaba bien, porque sintieron que había gravedad y que no se estaba actuando como correspondía”, sostuvo Piñeiro en Radio Provincia.

La denuncia fue radicada por Susana Ancalipe, exesposa de Pérez y también privada de la libertad por la misma causa. A través de su abogado, Maximiliano Palladino, acusó a las autoridades por abandono de persona agravado por el resultado de muerte. Esto obligó a suspender el velatorio del hombre y permitió la intervención del Fiscal Mayor, que ordenó la realización de una autopsia.

Desde el Comité contra la Tortura y la Multisectorial de Derechos Humanos de la provincia se hizo un seguimiento del caso desde los primeros días. Piñeiro aseguró que se trató de un desenlace “previsible y dolorosamente conocido”:

“Este no es un hecho aislado. Venimos señalando hace años que el acceso a la salud de las personas privadas de libertad es un problema grave. No tienen la opción de ir a un médico particular ni de reclamar a los gritos. Dependen exclusivamente del Estado para ser atendidos.”

Además, el periodista recordó que Pérez estaba cerca de cumplir su condena y recuperar la libertad. Su muerte, dijo, causó conmoción entre compañeros de la unidad penal.

La investigación judicial en curso deberá determinar si las demoras en la atención médica y el traslado fueron determinantes en el desenlace fatal. Desde los organismos de derechos humanos, aseguraron que seguirán acompañando a la familia y reclamaron una revisión urgente del sistema de salud penitenciario:

“El único derecho que perdió esta persona fue el de circular libremente, pero no se le pueden vulnerar derechos básicos como el acceso a la salud y la integridad física. Esto no puede volver a pasar”, concluyó Piñeiro.

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