Por: Ramón Taborda Strusiat
Río Grande.- La economía cotidiana, dijo el contador Ramón Gallardo, termina siendo el campo de batalla donde se prueba la eficacia (o la ineficacia) de las políticas públicas. Desde su experiencia en la Unión Industrial Argentina, FAIMA y como asesor de cámaras locales, Gallardo, quien preside CAFUFAMA, trazó un diagnóstico crudo: el sistema tributario argentino está “en cascada”, con múltiples gravámenes nacionales, provinciales y municipales que terminan cargando hasta la mitad del precio final de cualquier producto.
“Tenemos un sistema tributario totalmente perverso y nefasto para la economía”, afirmó Gallardo, y explicó con ejemplos concretos cómo la acumulación de tributos —IVA, Ingresos Brutos, sello, tasas municipales y fondos atados— se traduce en mayores costos para las empresas y en precios más altos para los consumidores.
Impuestos en cascada: qué es y por qué perjudica
Por ‘La mañana de la Tecno’ en Radio Universidad 93.5 MHz, Gallardo describió la mecánica de la cascada del impuesto de Ingresos Brutos con un ejemplo sencillo: desde quien compra terneros hasta que el kilo de carne llega a la mesa del consumidor, cada etapa paga ingresos brutos y otros cargos que se suman al costo previo. “La incidencia de Ingresos Brutos y el Fondo de Financiamiento para Servicios Sociales en un tramo de la carne es del 29,74% —dijo—. Eso se puede llegar a reducir a la mitad si reemplazamos esa carga por un sistema no en cascada, como un IVA provincial que permita absorber esos impuestos distorsivos.”
Según el análisis que mencionó en la charla, Argentina registra más de 150 gravámenes (algunos suman más de 170) entre nación, provincias y municipios; ese entramado ubica al país en posiciones extremas respecto de la presión fiscal sobre el consumo, con efectos nocivos sobre la competitividad de las PyMEs y la industria local.
“Exportadores de impuestos” y saldos a favor retenidos
Otro punto que Gallardo enfatizó es la pérdida competitiva en el comercio exterior: “Muchas veces somos exportadores de impuestos”, señaló. Un producto fabricado en la Argentina llega a mercados externos ya cargado con impuestos que no se recuperan, lo que encarece el precio y reduce la posibilidad de competir.
Además, alertó sobre los mecanismos de percepción y retención del SIRCREB
((Sistema de Recaudación y Control de Acreditaciones Bancarias) que generan saldos a favor de las empresas que tardan en devolverse —siempre sin intereses ni actualización—, lo que constituye, en su opinión, un “préstamo forzoso” al Estado que castiga la liquidez de los contribuyentes.
Reforma tributaria: qué propone el debate público
En el ámbito nacional existe una convulsión política y técnica alrededor de una posible reforma tributaria que, según los trascendidos citados por Gallardo, buscaría reducir la cantidad de tributos (pasando de muchas decenas a una batería concentrada en nueve impuestos que expliquen el 90% de la recaudado).
Entre las medidas que circulan en el debate público están:
Eliminación progresiva del impuesto al cheque, condicionado al superávit fiscal que pueda tener la Nación .
Reemplazo del esquema de ingresos brutos por un IVA provincial (o “súper IVA”) —con parte de la alícuota quedando en manos de las provincias— para absorber los gravámenes distorsivos.
Ampliación del mínimo no imponible y deducciones en el Impuesto a las Ganancias para personas físicas, buscando fortalecer el poder adquisitivo de trabajadores y jubilados.
Rediscusión de la coparticipación federal (si la reforma altera la distribución de recursos, dijo Gallardo, será necesaria una nueva ley de coparticipación).
Gallardo advirtió, sin embargo, que la transición no será homogénea: provincias con déficit podrían requerir alícuotas provinciales más altas para compensar la pérdida de recursos, lo que podría generar competencia fiscal entre jurisdicciones y distintos niveles de carga entre ciudadanos según su lugar de residencia.
Contexto político y condicionamientos
El contador recordó que las posibilidades de avanzar con cambios trascendentes dependen del estado de las cuentas públicas: “Este gobierno —dijo— logró ordenar el gasto y tener superávit fiscal, y eso le da margen para discutir la reforma”. No obstante, advirtió que si la reforma modifica la coparticipación sin consenso provincial podría enfrentarse a resistencias legales y políticas.
También mencionó el Pacto de Mayo y el decreto 875 (que organiza los representantes del acuerdo) como ámbitos donde se viene tramitando la agenda de diez puntos que incluye modernización laboral, reforma tributaria y otras iniciativas estructurales.
Un mensaje para la sociedad: menos impuestos nocivos, más poder de compra
Gallardo cerró la intervención con una imagen dirigida al ciudadano: “Si bajara el impuesto distorsivo de ingresos brutos —explicó—, podríamos ver reducciones concretas en precios, por ejemplo de la carne, donde el consumidor podría comprar más con el mismo salario”. Para él, la reforma tributaria no es una abstracción técnica sino una herramienta para mejorar el bolsillo de la gente y la competitividad de las empresas.