Ana, mamá de una alumna de sexto año, relató en FM Aire Libre, con enorme frustración lo ocurrido este viernes. Los estudiantes se presentaron a las 7 de la mañana para vivir su último día de clases, una tradición histórica del colegio: último recreo, despedida de docentes, cierre de proyectos y el momento simbólico del último timbre. Pero esta vez, no los dejaron entrar.
“Los chicos no tuvieron su último día. No sabemos por qué la escuela decidió que este año no”, denunció Ana. “Los chicos estaban tristes, llorando, muchos vienen desde sala de tres y no pudieron ni despedirse de sus maestros”.
Según las familias, la dirección cerró las puertas sin aviso previo y luego, ante la presión, habilitó parcialmente el ingreso solo para una misa. El resto del día quedó anulado. Ni recreación, ni despedida, ni encuentro con docentes, ni cierre institucional. Nada.
Las familias coinciden en que Rosana Mansilla no dio ninguna explicación concreta. “No hay respuesta fehaciente. Nos dicen que había ‘jornada docente’ o que faltaban profesores, pero nunca pasó algo así. María Auxiliadora siempre tuvo clases”, aseguró Ana.
Los estudiantes, que venían de semanas de restricciones impuestas por la nueva gestión —incluyendo límites para la Estudiantina y cuestionamientos a actividades tradicionales—, señalaron que el clima en el colegio cambió radicalmente desde el reemplazo de autoridades.
“El cambio de directivo transformó todo. Nunca fue así. Todos los años había un protocolo, siempre igual, y este año lo cambiaron de la nada”, expuso Ana, visiblemente molesta por el destrato hacia los chicos.
Las madres relataron escenas de angustia en la puerta: alumnos llorando, padres sin poder acompañar, docentes que tampoco entendían la decisión y un edificio cerrado en la cara de quienes esperaban uno de los días más significativos del secundario.
“Les quitaron la oportunidad de su despedida. Era su último recreo, su último abrazo con los profes, su último timbre. No lo tuvieron”, lamentó Ana.
La única actividad permitida fue una misa, a la que también se restringió el ingreso. “Estamos esperando que abran la puerta para entrar. Todo engorroso, todo cerrado. No dejan pasar a nadie”, comentó.
Este episodio no es aislado. Según las familias, todo el año hubo nuevos protocolos improvisados, decisiones unilaterales y actividades bloqueadas, como el caso de la Estudiantina, que solo se realizó “gracias a que buscamos otra escuela”, recordó Ana.
“Nosotros nos vamos este año, pero nos preocupa lo que queda para los que siguen. Esto no puede ser la nueva normalidad del colegio”, advirtió.
En vez de celebrar el cierre de una etapa, los chicos del último año del María Auxiliadora se encontraron con una dirección distante, puertas cerradas y un trato que las familias califican como “incomprensible, insensible y fuera de toda lógica pedagógica”.
Mientras tanto, la directora Rosana Mansilla sigue sin dar explicaciones y sin responder a los reclamos de padres y estudiantes que solo pedían algo básico: un último día digno.