Un nuevo incremento en los precios de los combustibles volvió a golpear este miércoles a los usuarios fueguinos. Sin comunicación oficial del Gobierno nacional ni de las petroleras -un patrón que ya se volvió habitual-, los únicos datos disponibles surgieron nuevamente de los relevamientos hechos por los medios en las estaciones de servicio de Río Grande.
Los aumentos, implementados sin previo aviso, profundizan el encarecimiento constante del costo de vida en la provincia más austral del país, donde el transporte individual y la logística dependen casi exclusivamente del uso del combustible.
Los valores actualizados en los surtidores muestran subas que oscilan entre el 4,7% y el 7,1% en lo que va de noviembre:
Nafta Súper: $1.233 → $1.245 (+$12)
Infinia Nafta: $1.442 → $1.453 (+$11)
Diésel 500: $1.435 → $1.470 (+$35)
Infinia Diésel: $1.651 → $1.658 (+$7)
El mayor incremento se dio en el Diésel 500, un insumo clave para el transporte pesado y la actividad industrial, lo que anticipa un impacto indirecto en la logística y los precios.
A diferencia de lo que ocurría años atrás, los ajustes ya no se informan por los canales oficiales del Gobierno ni de las empresas. Esta modalidad genera incertidumbre en consumidores y comerciantes, que se encuentran con el aumento directamente en el surtidor.
En una provincia donde la movilidad diaria, la distribución de bienes y la calefacción dependen fuertemente de los hidrocarburos, esta falta de previsibilidad complica aún más la planificación económica de las familias y de las pequeñas y medianas empresas.
Con este ajuste, noviembre ya acumula subas superiores al 7% en algunas variedades, en línea con la tendencia creciente que se viene registrando desde mediados de año. Los aumentos de combustibles se suman a los tarifazos en servicios esenciales, el encarecimiento de los alquileres y la persistente brecha entre ingresos y costo de vida.
En Tierra del Fuego, donde el precio final ya es uno de los más altos del país, la situación golpea de manera directa en el bolsillo de trabajadores, comerciantes y familias que dependen del vehículo particular en una provincia con grandes distancias y pocas alternativas de transporte público.
El nuevo aumento se da en un contexto nacional marcado por la recesión, la caída del consumo y una inflación que, pese a desacelerar su ritmo, continúa impactando con fuerza en el día a día. Para los fueguinos, el costo del combustible ya forma parte del núcleo del gasto mensual que más presión ejerce sobre los hogares.
Sin previsibilidad y sin información oficial, cada visita a la estación de servicio se transforma en una sorpresa —y casi siempre negativa— para la población.