Su testimonio, difundido en redes sociales, generó amplia repercusión y puso nuevamente en evidencia la falta de dispositivos provinciales para adolescentes en crisis.
La mujer relató que el martes 18 de noviembre llevó a su hijo a la guardia del Hospital Regional Río Grande (HRRG) por episodios de “ataques de nervios, golpes y descompensación”. El adolescente quedó internado y bajo evaluación del servicio de Pediatría.
Sin embargo, denunció que el jueves la psiquiatra de guardia, identificada como Cecilia Gómez, le informó que le otorgaría el alta a pesar de su estado de inestabilidad. Según su publicación, la profesional le señaló que “no atiende niños” y que la internación “no la había solicitado ella”. La madre insistió en que su hijo “no estaba en condiciones de ser dado de alta”, ya que había manifestado amenazas de autolesión. “Me fui al juzgado con miedo de qué podía pasar con mi hijo”, escribió.
El Juzgado de Familia intervino de inmediato, solicitó informes médicos y ordenó que el adolescente permaneciera internado. También pidió evaluar una posible derivación fuera de la provincia ante la ausencia de centros locales para adolescentes con consumo problemático.
Mientras tanto, desde Pediatría del HRRG le informaron que el alta había sido descartada y que la psiquiatra infanto-juvenil —actualmente fuera del país— evaluaría el caso a distancia. La especialista mantuvo una entrevista virtual al día siguiente y recomendó:
acompañamiento psicológico presencial,
contención diaria,
y una derivación a un centro especializado para adolescentes.
Pero la madre denunció que, en contraste, Salud Mental del hospital se negó a intervenir, argumentando que “no atienden menores”. Tampoco lo hizo el área de Adolescencia, según su relato. Aseguró que “nadie se acercó en días” a evaluar al adolescente.
En su testimonio, la mujer enumeró las respuestas que recibió en distintas dependencias:
Carla Rivera: “No contamos con un espacio para él, solo grupal con adultos”.
Centro Carrillo: “Solo a partir de los 16 años”.
Espacio Joven: “Todavía espero el llamado”.
Infanto Juvenil: “No tenemos especialista para su hijo”.
Adolescencia: “No contamos con profesionales ni lugar”.
Salud Mental: “Solo atendemos urgencias del momento”, y luego: “Menores tampoco”.
Incluso acudió a un concejal en búsqueda de ayuda. Según su publicación, la respuesta fue textual:
“Uy, Vir, lo siento mucho, pero es verdad: no hay. Hay un proyecto pero está verde. No hay lugares para adolescentes con consumo ni equipos especializados para estas situaciones”.
La madre destacó el acompañamiento del personal de Pediatría —médicos, enfermeros y la psiquiatra infanto-juvenil que intervino desde el exterior—, además del trabajo del Juzgado de Familia, que continúa gestionando una derivación urgente.
Pero fue categórica en su denuncia hacia el sistema provincial:
“En Río Grande no tenemos Salud Mental. Todo es una mentira. No existe un lugar para un adolescente de 14 años con consumo.”
Finalmente, pidió que la obra social OSEF no interrumpa el proceso de derivación:
“La salud mental no tiene feriados ni fines de semana. Solo quiero que no nos abandonen.”
Aseguró que, mientras tanto, solo cuenta con el apoyo de su familia y pide que su situación llegue “a quien realmente pueda ayudar”.