USHUAIA.- Una grave imputación por falencias en la higiene y un proceder inapropiado hacia el consumidor vuelve a poner en el ojo de la tormenta a la cadena Wind Burguer. El conflicto se desató cuando un cliente detectó una uña incrustada en el interior de una de las hamburguesas que había adquirido. Tras la presentación de la queja formal inicial, el local ofreció únicamente como resarcimiento la entrega de una nueva unidad de hamburguesa.

Lejos de una resolución favorable, la situación se complejizó considerablemente durante el segundo contacto con el personal del establecimiento. Los clientes regresaron al mostrador exigiendo una explicación y una respuesta que consideraron más seria. Según consta en la denuncia, la actitud fue de total desconsideración: los cocineros exhibieron una conducta de burla, mientras que la empleada a cargo de la atención al público los atendió “con gesto de fastidio” y les solicitó exhibir el comprobante de compra del combo original, a pesar de que el propio local se lo había retenido durante el primer reclamo.

Para las personas damnificadas, el episodio excede ampliamente la categoría de un simple error operativo. Advirtieron que la situación combina una falta total de manipulación higiénica de los alimentos, una gestión deficiente de los productos, maltrato hacia el cliente y, además, una respuesta corporativa que, en lugar de intentar solucionar el problema, solo consiguió exacerbarlo. "Esto no puede quedar impune", enfatizaron, anticipando que elevarán la queja de manera formal ante los organismos reguladores pertinentes e incluso consideran evaluar la iniciación de acciones legales.

El caso, que tomó estado público, reabre el debate sobre la responsabilidad sanitaria ineludible que deben asumir los establecimientos gastronómicos y la obligatoriedad de garantizar un trato adecuado y respetuoso hacia los consumidores, especialmente cuando se plantean fallas tan severas como la descripta.