A pocas semanas de la Navidad, la preocupación por el costo de los juguetes vuelve a instalarse entre las familias argentinas. Y no es casualidad: Argentina mantiene los precios más altos de toda la región, con diferencias que llegan hasta el 75% respecto de países vecinos como Brasil, Chile o México.
En un intento por frenar la escalada y ampliar la oferta, el Gobierno Nacional dispuso la reducción de los aranceles de importación para 14 categorías de juguetes —desde muñecos articulados hasta triciclos, patinetas y bloques de construcción— que pasarán de tributar 35% a 20%, alineándose con el nivel del MERCOSUR.
La medida busca que ingresen más productos y que esa competencia presione a la baja los valores en las semanas previas a las compras navideñas. Sin embargo, los precios actuales siguen siendo un obstáculo para muchas familias.
Según datos oficiales, Argentina es hoy el país con los juguetes más caros del subcontinente, con brechas que sorprenden incluso tratándose de productos idénticos de marcas internacionales.
📌 Algunos ejemplos del desfasaje actual:
Muñeco transformable: cuesta alrededor de $60.000 en Argentina.
En México se consigue por $15.000 (75% más barato) y en Brasil o Chile por $20.000 (67% menos).
Bloques de construcción: modelo estándar a $50.000 en el país.
En Chile y México vale la mitad: $25.000.
Muñecas: aquí rondan los $50.000; en Brasil, el mismo modelo cuesta $35.000 (30% menos).
Patines infantiles: se venden por $87.000 en Argentina.
En países vecinos, el precio promedio es $50.000 (42,5% más barato).
Estas diferencias —que vienen de arrastre desde hace años— se explican por una combinación de costos logísticos, protección arancelaria histórica, baja escala productiva y la inflación local.
La apuesta del Gobierno es que la baja arancelaria empiece a reflejarse en góndola antes de diciembre. Pero los tiempos son ajustados: entre el pedido, la importación y la distribución interna suele haber demoras.
Las cámaras del sector admiten que podría haber algunas bajas en productos puntuales, especialmente en juguetes importados de alta rotación. Sin embargo, no esperan una caída generalizada.
Para muchas familias, la estrategia será adelantar compras, buscar ofertas online o apuntar a alternativas más económicas como juegos de mesa, libros infantiles o juguetes nacionales de bajo costo.
En este contexto, Papá Noel llega este año con el saco más liviano. Entre salarios que no acompañan, precios por las nubes y una inflación que sigue golpeando a los hogares, la campaña navideña se perfila como una de las más austeras de los últimos años.
Lo que sí está claro es que la discusión sobre el costo de los juguetes vuelve a poner sobre la mesa un problema estructural: la dificultad de acceder a productos básicos de la infancia en un país donde el entretenimiento también se ha convertido en un lujo.