El reconocido actor Héctor Alterio falleció a los 96 años, según confirmó su familia a través de un comunicado en el que informó la triste noticia y destacó que el artista transitó “una vida larga y plena, dedicada a su familia y al arte, manteniéndose activo profesionalmente hasta el día de hoy”. Con más de 150 películas en su extensa trayectoria, Alterio fue una de las figuras fundamentales de la cultura argentina.
Nacido en el barrio porteño de Chacarita en 1929, Alterio fue protagonista de una etapa clave de renovación teatral en la Argentina de los años 60. Con más de dos décadas de experiencia, se consolidó como referente al cofundar la compañía Nuevo Teatro, en un contexto atravesado por profundas transformaciones sociales y artísticas.
Su salto definitivo al cine lo ubicó entre los intérpretes centrales del séptimo arte argentino e internacional, con actuaciones inolvidables en títulos que marcaron a generaciones, como La Patagonia rebelde, La tregua, La historia oficial —ganadora del Oscar—, Camila, El hijo de la novia y Plata quemada, entre muchos otros.
En 1974, Alterio protagonizó La Patagonia rebelde, donde interpretó un papel central en un relato ambientado en el sur argentino, en el marco de los fusilamientos de obreros rurales. Tras esa participación y en un clima de persecución política, el actor debió exiliarse en España en 1975, luego de recibir amenazas de muerte durante la dictadura cívico-militar. Lejos de interrumpir su carrera, el exilio le permitió consolidarse artísticamente en Europa.
Durante esos años, desarrolló una prolífica labor en cine, televisión y teatro, obteniendo importantes reconocimientos, entre ellos el Premio Goya, sin romper jamás sus lazos con la Argentina.
Uno de los hitos más recordados de su carrera teatral fue el unipersonal “Como hace 300 años”, estrenado en 1992. Basado en textos poéticos y acompañado por música en vivo, el espectáculo giró durante más de 25 años por Argentina y España, con funciones incluso entre 2018 y 2019, cuando Alterio ya superaba los 90 años.
Pero si una frase lo inmortalizó en el imaginario popular fue aquella pronunciada en El lado oscuro del corazón (1992), dirigida por Eliseo Subiela:
“La puta que vale la pena estar vivo”, una línea que trascendió la pantalla y se convirtió en un emblema cultural.
Con su partida, se va una figura irrepetible del arte argentino, pero queda una obra inmensa que seguirá viva en el cine, el teatro y la memoria colectiva.