El Gobierno nacional afirmó que logró reducir de manera drástica los niveles de pobreza en la Argentina, al asegurar que el indicador descendió al 27,5% durante el tercer trimestre de 2025, el registro más bajo desde mediados de 2018. Los datos fueron elaborados por el Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales (CNCPS) sobre la base de estadísticas del INDEC y difundidos por el Ministerio de Capital Humano.

De acuerdo con el informe oficial, la cifra implica una baja interanual de 10,8 puntos porcentuales respecto del mismo período de 2024 y una reducción acumulada de 27,3 puntos desde el inicio de la gestión del presidente Javier Milei, un dato que el Ejecutivo presentó como uno de los principales logros de su programa económico.

Inflación a la baja, el principal argumento oficial

Desde el Gobierno sostienen que la clave del descenso se encuentra en la desaceleración del costo de vida, que pasó —según cifras oficiales— de un 211% anual en 2023 a un 117% en 2024, con una proyección de inflación cercana al 30% para el cierre de 2025.

“Gracias a la caída de la inflación, millones de personas dejaron de ser pobres”, señalaron desde Capital Humano, al tiempo que destacaron que la indigencia se redujo al 5,4%, lo que representa 3,8 puntos menos que en el tercer trimestre del año pasado. Según el Ministerio, la pobreza extrema cayó 14,8 puntos porcentuales desde el inicio de la gestión.

Las cifras y lo que no dicen

Sin embargo, el anuncio volvió a abrir un fuerte debate entre especialistas, sectores políticos y organizaciones sociales. Mientras el Ejecutivo pone el foco en los indicadores macroeconómicos, distintos analistas advierten que la medición de pobreza está fuertemente influida por la línea de ingresos, sin reflejar de manera integral variables como la calidad del empleo, el poder adquisitivo real, el acceso a servicios básicos y el consumo cotidiano.

En paralelo, persisten señales de alerta en sectores clave de la economía: caída del empleo formal, salarios que no logran recomponer lo perdido y un consumo que sigue en niveles históricamente bajos, especialmente en alimentos y bienes esenciales.

Un dato político en un contexto social sensible

El Gobierno eligió destacar el número como un hito de gestión, en un contexto donde el ajuste del gasto público, la eliminación de subsidios y el recorte de programas sociales continúan generando impacto en amplios sectores de la población.

La pregunta que atraviesa el debate público es si esta reducción estadística de la pobreza se traduce —o no— en una mejora concreta y sostenible de las condiciones de vida, o si se trata de un efecto coyuntural atado exclusivamente a la desaceleración inflacionaria.

Mientras tanto, los números oficiales ya están sobre la mesa. La discusión, como tantas veces en la Argentina, recién empieza.