sábado 20 de diciembre de 2025 - Edición Nº2572

Política | 20 dic 2025

A DIOS ROGANDO...

La Libertad Avanza y el bloque evangélico que llegó al nuevo Congreso

12:37 |Con una base territorial y la capacidad de movilizar a sus fieles, líderes cristianos se alinearon detrás del presidente argentino. Analistas explican por qué eligieron a LLA y descartan la existencia de un “voto cautivo” de la fe. Los diputados fueguinos Santiago Pauli y Miguel Rodríguez, entre los exponentes del nuevo bloque.


Por: Giselle Leclercq

Expansión territorial y capacidad de movilización. El capital evangélico no podía más que atraer a La Libertad Avanza, un partido que nació sin estructura y con Javier Milei como único referente. Decididos a correr del mapa a las organizaciones sociales que funcionan como intermediarias con el Estado y con una necesidad imperiosa de sumar candidatos propios, los armadores oficialistas le abrieron las puertas a dirigentes religiosos desconocidos. El resultado trajo una novedad: por primera vez, doce bancas del Congreso argentino están ocupadas por legisladores evangélicos.

En el Senado, La Libertad Avanza tiene dos pastoras: la neuquina Nadia Márquez y la jujeña Vilma Bedia. En la Cámara baja, el bloque oficialista cuenta con siete diputados evangélicos: Mónica Becerra, de San Luis; Maira Frías, de Chubut; Miguel Rodríguez y Santiago Pauli, de Tierra del Fuego; Gastón Riesco y Soledad Mondaca, de Neuquén; y Celeste Ponce, de Córdoba; Lorena Villaverde, de Río Negro; y Jairo Henoch Guzmán, de Santa Cruz. La lista también incluye a la mendocina Lourdes Arrieta, quien ya no forma parte del oficialismo, pero que supo aprovechar el sello libertario en 2023 para llegar al Congreso.

La irrupción de este sector tomó por sorpresa a más de un desprevenido. Sin embargo, se trata de un proceso que comenzó mucho antes de que Milei se convirtiera en presidente. La pregunta es por qué, después de trabajar durante décadas de manera transversal, la mayoría de los líderes cristianos con proyección política se alinearon detrás del proyecto libertario.

Los nuevos legisladores niegan la posibilidad de que exista una banca evangélica al estilo brasileño. La diversidad interna, la falta de estructura común y la decisión explícita de varios de ellos de priorizar la agenda de La Libertad Avanza antes que una propia muestran que, al menos por ahora, se trata de una coincidencia coyuntural y no de un frente político orgánico.

En Argentina ya se intentó muchas veces una construcción religiosa. Cynthia Hotton, por ejemplo, cerró una alianza en 2019 con Juan José Gómez Centurión y encabezaron un armado evangélico-católico-celeste bien declarado, pero no superaron las PASO. “A nivel nacional no es un sector que tenga fuerza en sí mismo, pero que es importante prestar atención a lo que pasa en las provincias. En el juego político provincial parece que están tallando de verdad”, asegura Marcos Carbonelli, investigador del CONICET y autor de Los evangélicos en la política argentina.

 

Una construcción desde abajo

 

Durante la última dictadura militar, que fue catolicocentrista, algunas iglesias evangélicas fueron muy perseguidas. En los 80 hubo fuertes debates internos sobre la necesidad de participar en la vida política, pero la inmensa mayoría de los fieles decidió mantenerse al margen y, durante décadas, se enfocaron en el trabajo social en cárceles, barrios vulnerables o comedores.

El correr de los años y la expansión territorial trajeron una novedad para los evangélicos en Argentina. “Dejaron de ser iglesias de sectores populares y empezaron a cobijar, por ejemplo, a profesionales. Y eso también aumentó las ganas de participar en política. Además, hubo experiencias regionales, como la de Brasil, que funcionaron como estímulo”, explica Carbonelli.

“A nivel nacional no es un sector que tenga fuerza en sí mismo, pero es importante prestar atención a lo que pasa en las provincias. En el juego político provincial parece que están tallando de verdad”.

El avance en materia de derechos sexuales y reproductivos en los 2000 significó un punto de quiebre en la organización de estos sectores. Melisa Sánchez, becaria posdoctoral del Instituto de Estudios sobre Derecho, Justicia y Sociedad (CONICET-UNC) y autora de ¿Necesitan que el feminismo las salve?, sostiene que el debate por el matrimonio igualitario, en 2010, sirvió para que “los líderes evangélicos se empiecen a hacer cargo de la incidencia social y política que tienen en el ámbito público”. En aquel momento, las iglesias evangélicas coordinaron acciones con la Iglesia Católica y así llegaron al 2018 —cuando el Congreso argentino debatió por primera vez la legalización del aborto— con probada capacidad de movilización e influencia. Fue durante ese período, cuando todavía no existía el “proyecto Milei”, cuando comenzaron los primeros contactos entre política y líderes evangélicos.

La senadora Nadia Márquez, por ejemplo, decidió ingresar a la política partidaria luego de que el Consejo Provincial de Educación de Neuquén abriera un sumario contra el colegio de su congregación por haber invitado a un evento a Nicolás Márquez y Agustín Laje. “Entendí que debía involucrarme porque fue una sanción ideológica. Nos faltaba estar en los lugares de decisión”, aseguró. Al año siguiente, en 2019, fue electa concejal en su provincia.

Márquez es abogada, hija de pastores y miembro de la iglesia bautista Jesús es Rey, una de las más grandes de la Patagonia. Su padre, Hugo Márquez, forma parte de la mesa directiva de la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas (ACIERA), una entidad que representa alrededor de 15 mil congregaciones de todo el país. Este año, Márquez amplió su influencia y logró que llegaran a la Cámara de Diputados otros dos evangélicos de Neuquén: Riesco, un martillero sub-40 que supo militar en el PRO, y Mondaca, referente de LLA en Rincón de los Sauces y jefa de oficina de ANSES, uno de los organismos clave para el armado territorial libertario.

“Yo empecé a hacer política en 2017, cuando Milei era panelista y me involucré en el primer armado provincial del Partido Libertario. Pero el debate por el aborto fue, sin dudas, un punto de inflexión que empujó a muchos evangélicos a decidir involucrarse”, dijo a LATFEM el diputado Santiago Pauli. Según el fueguino, que forma parte de la iglesia Hay Vida en Jesús, de Río Grande, el acercamiento posterior a La Libertad Avanza sucedió de manera natural. “Es el primer partido en muchísimo tiempo que sumó dirigentes desconocidos a las listas. Yo fui uno en 2023”, explicó. Desde el 10 de diciembre, Pauli comparte bloque con Miguel Rodríguez, con quien asiste al mismo templo.

Una de las grandes sorpresas de 2023 fue la senadora Vilma Bedia, de Jujuy. Docente y pastora de una iglesia pentecostal, durante la pandemia, comenzó a compartir reflexiones políticas en Facebook. “Como veían mi espacio de redes sociales, me llamaron del sector de Javier Milei para formar parte del equipo porque necesitaban alguien que se alinee al perfil”, contó en una entrevista con AM630.

La rionegrina Lorena Villaverde fue electa como senadora en octubre, pero no pudo asumir luego de que su título fuera cuestionado por haber tenido una causa por narcotráfico en Estados Unidos y mantuvo su cargo como diputada nacional. Es evangélica, aunque no forma parte de ninguna iglesia en particular, según confirmaron sus allegados. El santacruceño Jairo Henoch Guzmán estuvo al frente de la delegación local del PAMI —que, al igual que ANSES, es clave en la construcción territorial— y acaba de llegar a la Cámara Baja. Guzmán fue noticia nacional a fines de 2024, cuando publicó en sus redes una bandera de la comunidad LGBTIQ+ prendida fuego.

Por su parte, Maira Frías, la diputada de Chubut, llegó al Congreso sin haber hecho campaña en su provincia y prácticamente sin hablar con los medios. Oriunda de Chaco, se mudó hace 10 años a Comodoro Rivadavia, donde abrió su estudio jurídico. Trabaja con el presidente distrital de La Libertad Avanza, César Treffigner, desde 2019 y forma parte de Nacidos para Gobernar, un espacio que nació en 2018 con el objetivo de impulsar y capacitar a los evangélicos que quieran sumarse a la política.

Diferente es el caso de la puntana Mónica Becerra, la única con trayectoria partidaria y que llegó a ser ministra de Desarrollo Social de Claudio Poggi. Su perfil no se ajusta al del outsider cristiano que da sus primeros pasos, pero es consciente de formar parte de un momento de quiebre para la “política cristiana”.

 

Agenda propia o mileísmo puro

 

Desde que Milei llegó a la Casa Rosada acumuló gestos a favor del universo evangélico. En 2024, el Gobierno declaró el 31 de octubre como el Día de las Iglesias Evangélicas y Protestantes y, en julio de 2025, por primera vez en la historia un presidente participó de una celebración en un templo: fue en Chaco, durante la inauguración de la iglesia evangélica “Portal del Cielo”, cuyo máximo referente es el pastor Jorge Ledesma. En ese evento también estuvo el apóstol Guillermo Maldonado, co-fundador de la iglesia El Rey Jesús, con sede en Miami. Se trata de un líder religioso con vínculos aceitados con Donald Trump —en 2024 lanzó “Evangélicos por Trump”, una coalición que buscaba llegar al voto latino— y que suele participar de eventos junto al presidente de Estados Unidos.

En julio, el Gobierno reglamentó la personería jurídica religiosa, un reclamo histórico del sector que renegaba de tener que inscribirse como asociaciones civiles o fundaciones, y no como iglesias. En noviembre, un grupo de pastores fue invitado a la Casa Rosada para orar junto al presidente. Todas estas señales alimentaron la idea de que la alianza entre libertarios y evangélicos, y que hay un sector de la población dispuesto a seguir a sus líderes espirituales.

Sin embargo, según Sánchez, “no existe el voto cautivo evangélico”. La investigadora especializada en las relaciones de poder dentro de los espacios cristiano-evangélicos asegura a LATFEM  que “la elección de un candidato está más atravesada por los posicionamientos de clase que por lo religioso”.

“Hay muchos matices. Por ejemplo: con la discusión de la baja de la imputabilidad, ACIERA organizó conversatorios en los que participaron personas con distintas posiciones como las dificultades de la criminalización de la protesta. Fueron contribuciones muy importantes. Algo similar sucedió con discapacidad. No necesariamente todos tienen posicionamientos conservadores y de derecha frente a todos los temas”, explica Sánchez.

En esa línea, Pauli y Márquez coinciden en que los legisladores evangélicos no mantienen reuniones paralelas a las partidarias y que tampoco coordinan una agenda de trabajo. “Tengo un amigo que es concejal de La Cámpora en un municipio bonaerense y nuestras agendas son completamente diferentes”, bromeó el fueguino.

El armado de Karina Milei y los Menem en las provincias les abrió una puerta, pero con una condición: la lealtad es al presidente. En el único asunto que parece haber consenso es en materia de derechos sexuales y reproductivos y en la defensa de la institución familiar tradicional. En el amplio abanico de vertientes que confluyeron en LLA, los evangélicos se ubican más cerca del conservadurismo.

Sin embargo, Sánchez advierte otro matiz en este asunto y señala que la asociación unívoca entre religiosidad e ideologías conservadoras se traduce en “dificultades para la comprensión de la realidad social”. “Las iglesias evangélicas toman las problemáticas sociales, como la violencia contra las mujeres. No niegan estas situaciones, sino que hacen sus propias relecturas”, aseguró.

A diferencia de los sectores más conservadores del catolicismo, la anticoncepción y la planificación familiar siempre fue defendida entre los evangélicos que lo ven como “parte de la responsabilidad que el hombre y la mujer asumen en la organización de la vida”. Pero, en su inmensa mayoría, las iglesias están en contra de la legalización del aborto, tal como demostraron con su armado político desde 2018.

En el resto de los temas, las posiciones pueden variar. Con respecto a la Educación Sexual Integral, Márquez aseguró a LATFEM: “En nuestra escuela se habla de educación sexual desde antes que la ley exista y en la iglesia se habla de sexualidad, de la prevención del abuso sexual, del cuerpo con base en contenidos biológicos y científicos. Todo eso me parece perfecto. Estoy súper a favor de que las personas adultas elijan su estilo de vida, pero no en promover ciertas ideas desde lo ideológico”.

La senadora agregó que, en lo personal, “promueve la abstinencia” y que en su iglesia “no se promueve el divorcio”. Sin embargo, sostuvo que eso no implica que se le cierren las puertas a las personas que tienen sexo fuera del matrimonio o a los separados. “Hay una enseñanza bíblica, pero después cada persona toma sus decisiones. Y en sexualidad en particular tenemos diferencias con otros porque nosotros no pensamos que sea solamente para la procreación, sino también para el disfrute en el matrimonio”.

 

A tono con la época

 

El crecimiento evangélico es objetivo: según el estudio nacional sobre creencias religiosas del CONICET de 2019, el 15,3% de la población argentina profesa la fe evangélica, lo que representa un aumento de seis puntos respecto a 2008. De ahí que buena parte de sus referentes consideren que el incremento de bancas evangélicas en el Congreso responda solo a una cuestión estadística.

Las razones son múltiples y complejas pero, según Carbonelli, hay ciertos rasgos de las iglesias evangélicas que sintonizan muy bien con los tiempos contemporáneos y con las formas en las que propone hacer política La Libertad Avanza. “Dentro del mundo protestante-evangélico, la rama pentecostal es la denominación que realmente pateó el tablero. Nació en Estados Unidos a principios del siglo XX, es la que más creció y, de alguna forma, ‘pentecontalizó’ a otras iglesias con su performance litúrgica, artística y su expresividad”, aseguró.

El pentecostalismo no hace distinción entre vida material y espiritual y, como si hubiera una especie de “recuperación” de la dimensión mágica, los milagros forman parte de la vida cotidiana. Curarse de una enfermedad o conseguir un trabajo es obra divina. Esta rama del protestantismo, además, fue la que más profundizó en la llamada Teología de la Prosperidad, que entiende el éxito económico como el resultado de la fe en Dios.

La solemnidad histórica de las misas católicas no tiene espacio en los templos, donde se baila, se canta y se vive la religión sin pacatería. “Es una forma religiosa que acentúa muy bien con la emocionalidad. Experiencia y emoción son dos notas distintivas de estos tiempos y el planteo es llevar ese mensaje a todos los órdenes de la vida: la política, los medios de comunicación, el deporte o la cultura”, sostuvo Carbonelli.

Marta Alanis, de Católicas por el Derecho a Decidir, sostiene que hay dos factores clave que explican la buena sintonía del mundo evangélico con los tiempos actuales: la necesidad de las personas de encontrar respuestas rápidas y la caída de la Iglesia Católica como actor principal del movimiento conservador. “Cada vez más gente se acerca a las iglesias evangélicas y, sobre todo, a los referentes más audaces, como el pastor que transformó 100 pesos en 100 dólares. Las personas que están en situación de vulnerabilidad se aferran a un pensamiento mágico y se entusiasman con quienes les prometen hacer caminar al paralítico o curar la ceguera. Por otro lado, la Iglesia Católica que siempre había sido un obstáculo en el avance de ciertas leyes cambió: Francisco nunca dejó de ser conservador, pero colaboró para que hoy tengamos católicos más progresistas. Y eso dejó un espacio libre”, aseguró Alanis.

Por ahora, a nivel nacional, la irrupción evangélica en el Congreso parece ser una oportunidad estratégica más que la consolidación de un bloque teopolítico con agenda propia. El tiempo dirá si el código, la estética y la estructura que aporta este sector a la política se traducirá en una influencia sostenida dentro de la agenda libertaria.

Fuente: Latfem

OPINÁ, DEJÁ TU COMENTARIO:
Más Noticias

NEWSLETTER

Suscríbase a nuestro boletín de noticias