domingo 21 de diciembre de 2025 - Edición Nº2573

Generales | 20 dic 2025

Educación fueguina

Gobierno y SUTEF hablan del 2026 sin hacerse cargo del 2025

Sin balances, sin autocrítica y sin respuestas por el año perdido, el Gobierno provincial y el gremio docente SUTEF volvieron a mostrarse sentados a la misma mesa. Esta vez no para explicar por qué el sistema educativo fueguino atravesó uno de sus peores ciclos lectivos, sino para proyectar un 2026 cargado de promesas, compromisos futuros y definiciones postergadas.


Sin balances, sin autocrítica y sin respuestas por el año perdido, el Gobierno provincial y el gremio docente SUTEF volvieron a mostrarse sentados a la misma mesa. Esta vez no para explicar por qué el sistema educativo fueguino atravesó uno de sus peores ciclos lectivos, sino para proyectar un 2026 cargado de promesas, compromisos futuros y definiciones postergadas.

La reunión se realizó en Casa de Gobierno, en Ushuaia, luego de un pedido de audiencia del sindicato, y derivó en un comunicado extenso donde se detallan temas salariales, financieros y administrativos. Sin embargo, hay una ausencia que resulta imposible de ignorar: no hubo una sola línea dedicada a evaluar el colapso educativo del 2025, un año atravesado por paros, desobligaciones, días sin clases, conflictos permanentes y miles de estudiantes sin continuidad pedagógica.

Un año perdido que nadie explica

Mientras familias, estudiantes y docentes padecieron un calendario escolar fragmentado, el encuentro entre el Ejecutivo y el SUTEF evitó deliberadamente cualquier balance sobre la responsabilidad política y gremial en el deterioro del sistema. Ni el Gobierno asumió su incapacidad para garantizar el derecho a la educación, ni el sindicato hizo una mínima revisión de su rol en la parálisis prolongada de las aulas.

Lejos de eso, ambas partes avanzaron en una agenda centrada casi exclusivamente en el futuro, como si el 2025 no hubiera existido.

Promesas para después, problemas para ahora

Entre los puntos destacados del encuentro aparecen compromisos que ya se han escuchado en otras oportunidades: paritarias recién para la segunda quincena de enero de 2026, una eventual Ley de Financiamiento Educativo supeditada al traspaso de YPF a Terra Ignis, y un plan de desendeudamiento “en estudio” junto al Banco de Tierra del Fuego.

Nada concreto, nada inmediato. Todo condicionado a escenarios futuros, mientras el presente educativo sigue en crisis.

También se mencionó la revisión de las horas cátedra excepcionales, los recortes en programas socioeducativos, la continuidad de la Escuela Popular de Géneros y procesos administrativos aún trabados en áreas jurídicas. En casi todos los casos, las respuestas oficiales se limitaron a “analizar”, “rever” o “evaluar”.

Transformación educativa sin debate real

Uno de los puntos más sensibles fue el de la llamada “transformación educativa”. El Ejecutivo aseguró que no habrá recortes y que se fortalecerá la educación pública, pero sin explicar cómo se implementará el proceso ni qué impacto real tendrá en las escuelas, docentes y estudiantes. Tampoco hubo referencias al rechazo social y educativo que generaron intentos previos de reformas inconsultas.

Silencios que también hablan

Sobre los descuentos por días de paro, el Gobierno no dio ninguna respuesta, mientras el gremio espera una definición judicial. En relación a la OSEF, el SUTEF volvió a expresar su rechazo a la gestión actual, aunque sin vincular de manera directa la crisis sanitaria con el deterioro general de las condiciones laborales y educativas.

Complicidad en la inacción

La postal que deja la reunión es clara: Gobierno y gremio aparecen juntos, dialogando y anunciando compromisos, pero sin hacerse cargo del daño ya causado. En una provincia donde miles de chicos y chicas vieron interrumpido su derecho básico a aprender, el silencio sobre el 2025 no es casual: es una forma de eludir responsabilidades.

Hablar del 2026 sin revisar el desastre del 2025 no es planificación: es negación. Y esa negación convierte a los actores sentados a la mesa en socios pasivos de un derrumbe educativo que sigue sin respuestas reales.

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