Con la sala colmada, la ceremonia fue encabezada por el presidente de la CCIP, José Luis Iglesias, junto a la Comisión Directiva en pleno. Acompañaron autoridades políticas, académicas y empresariales, entre ellas los diputados nacionales Santiago Pauli y Miguel Rodríguez, el legislador provincial Raúl Von der Thusen, el decano de la UTN Tierra del Fuego, Mario Félix Ferreyra, y la directora de Zona Norte y Centro del InFueTur, Stella Maris Alazard. También participaron representantes del ámbito laboral y del Gobierno provincial vinculados a relaciones internacionales.

Durante el acto se entregó un presente institucional al diplomático chileno, gesto que sintetizó el reconocimiento colectivo a una gestión que dejó huella en la vida institucional y comunitaria de la ciudad.

En su discurso, Iglesias remarcó que la despedida “trasciende el protocolo” y sostuvo que “hay un antes y un después del paso del cónsul por Río Grande”. Destacó su rol activo en momentos complejos vinculados a la conectividad y al transporte, y subrayó su capacidad para generar consensos y soluciones. “Fue uno de los diplomáticos más activos que recuerdo, con una acción transversal a toda la sociedad”, afirmó, poniendo especial énfasis en su calidad humana y en el reencuentro con la historia y el aporte de la comunidad chilena al crecimiento de la ciudad.

Por su parte, Ruiz Piracés expresó su gratitud y emoción por el reconocimiento recibido. Señaló que fueron años de intenso trabajo junto a una comunidad chilena “histórica y profundamente integrada”, y resaltó el desarrollo de la Ruta del Fuego como uno de los proyectos más significativos de su gestión. “No es solo un corredor turístico, es un proyecto moderno de integración que genera empleo y oportunidades, especialmente para el microemprendimiento”, sostuvo.

El cónsul definió a Río Grande como un punto estratégico de la isla y remarcó la importancia de poner en valor su historia, su identidad cultural y su entorno natural. Al despedirse, dejó una frase que resumió el clima del acto: “La nostalgia no cabe en la maleta. Me llevo muchos afectos y dejo muchos amigos”.

La despedida del Cónsul General de Chile fue, más que un cierre, la reafirmación de un camino de integración binacional que continuará a través de los proyectos y vínculos construidos, sostenidos por relaciones humanas que trascienden cargos y fronteras.