RIO GRANDE.- La interna en la delegación local de la Confederación General del Trabajo sumó un nuevo capítulo tras las declaraciones de Claudia Etchepare. La referente de ATSA e integrante de la conducción tripartita optó por la cautela frente a la embestida del sindicato de los supervisores metalúrgicos, que busca desplazar a las actuales autoridades. La dirigente sostuvo que estas diferencias pertenecen al ámbito privado de la institución y manifestó que su proceder habitual consiste en dirimir cualquier conflicto de puertas hacia adentro.
Sobre el impacto que generó el planteo de ASIMRA en el seno de la central, la secretaria general evitó dar precisiones sobre los plazos de una posible respuesta institucional. Etchepare fue terminante al subrayar que las explicaciones se brindarán cuando el sector lo considere oportuno y que no brindará detalles adicionales hasta que la situación se encuentre totalmente analizada. La representante gremial recalcó que prefiere mantenerse al margen de declaraciones que puedan comprometer el debate interno.
El puntapié
El conflicto se originó días atrás, cuando el gremio que agrupa a los supervisores de la industria (ASIMRA) formalizó la necesidad de un recambio en la cúpula de la CGT local. Javier Escobar, titular de ASIMRA, justificó la solicitud en la necesidad de iniciar un proceso institucional diferente para enfrentar el actual panorama financiero. El dirigente metalúrgico advirtió que el envío de textos a la prensa ya no resulta una estrategia efectiva para frenar la pérdida de puestos laborales y las medidas económicas que llegan desde el Ejecutivo Nacional.
En diálogo con este medio, el referente de los supervisores recordó que la postura de su sindicato se hizo pública mediante una solicitada tras la marcha contra la reforma laboral que impulsa la Casa Rosada. En dicho documento, la organización solicitó la dimisión de los tres secretarios generales regionales. Escobar aclaró que el pedido no tiene un trasfondo personal contra sus pares, e incluso valoró la tarea realizada durante la normalización de la entidad, aunque insistió en que la crisis industrial demanda una forma distinta de tomar decisiones.
Desde la conducción de ASIMRA consideran que la acumulación de problemáticas en las diversas fábricas genera un desgaste que impide a la actual dirigencia ejercer una representación con la fuerza necesaria para mantener unidos a los trabajadores. El dirigente planteó que la rotación de autoridades es un mecanismo sano para cualquier organización que busque actualizarse. Si bien reconoció que el triunvirato tiene el derecho de rechazar la renuncia, adelantó que su gremio está dispuesto a tomar un camino independiente si no hay cambios.
Un aval desde adentro
Por el momento, la propuesta de renovación encontró un aliado en René Vergara, representante de los petroleros y uno de los integrantes de la CGT. El dirigente se mostró a favor de una salida ordenada y puso su cargo a disposición si el conjunto de los sindicatos lo considera conveniente. Vergara coincidió con Escobar en que el contexto actual requiere de dirigentes con dedicación total para abordar los conflictos que se avecinan en la provincia.
Para los sectores que impulsan este giro en la conducción, la caída del empleo a nivel país obliga a las centrales obreras a dejar de lado las protestas simbólicas. Según esta postura, la CGT debe pasar a una fase de definiciones políticas con mayor volumen para proteger los intereses de los afiliados. Actualmente, la jefatura de la regional Río Grande se mantiene bajo la responsabilidad de Jonathan Villarroel del gremio de Plásticos, junto a los mencionados Claudia Etchepare y René Vergara.