RIO GRANDE.- La literatura se convirtió en el vehículo para procesar una realidad que irrumpió con una crudeza inesperada en la vida de Adriana. En el año 2021, la escritora fue diagnosticada con un cáncer linfático y, al poco tiempo, con una afección similar en el riñón. Si bien ambos cuadros presentaban un desarrollo pausado, la carga emocional y física de los dos años posteriores de tratamiento y quimioterapia demandó una resistencia que puso a prueba sus propios límites.

Cuando parecía que el aprendizaje sobre la vulnerabilidad humana estaba completo, el escenario familiar sumó una complicación adicional. El diagnóstico de cáncer de mama de su hija representó un impacto mucho más profundo que su propio padecimiento. En ese proceso, la autora observó de cerca la entereza y la valentía de su hija, factores que terminaron por convertirse en una fuente de inspiración fundamental para su posterior trabajo literario.

La génesis de la obra ocurrió de forma espontánea cuando Adriana sintió el impulso de plasmar sus vivencias en papel para darles un sentido. Lo que comenzó como un ejercicio de catarsis personal y un intento de entender el dolor, terminó transformándose en un manuscrito que simboliza un renacimiento espiritual. Para la autora, escribir fue el método para liberar las angustias contenidas y reconstruir su identidad más allá de la enfermedad.

El libro sostiene la premisa de que atravesar un proceso oncológico no anula la capacidad de reír o de encontrar momentos de felicidad cotidiana. La narrativa invita a comprender que la aceptación de la realidad no debe confundirse con la resignación, sino que funciona como el primer escalón para ponerse nuevamente de pie. La obra destaca que estar enfermo no impide seguir viviendo plenamente.

Al recibir las noticias médicas, la escritora decidió enfocar sus energías en la acción inmediata y en la resistencia activa en lugar de quedar atrapada en interrogantes sin respuesta. En ese trayecto, remarcó la importancia fundamental de contar con una red de contención integrada por familiares, amistades y profesionales de la salud. Griego afirma con convicción que nadie logra salir adelante de forma aislada y que el afecto de los demás otorga dignidad al paciente.

La historia concluye que la presencia del amor garantiza siempre un espacio para el goce, funcionando como un refugio ante el sufrimiento físico. Quienes deseen acceder al texto completo o establecer un contacto directo con la autora, pueden encontrarla en su perfil de la red social Instagram bajo el usuario @adrianagriego.escritora.