USHUAIA.- La comunidad de montaña en esta ciudad permanece en vilo ante el deterioro acelerado que presenta el glaciar Ojo del Albino.
Los últimos reportes indican que la sucesión de fracturas en la estructura de hielo alcanzó niveles preocupantes, lo que transforma el ascenso en una actividad de altísimo riesgo para cualquier senderista. El retroceso de la pared frontal es tan marcado que la vulnerabilidad de quienes transitan por allí se ha vuelto una realidad insoslayable.
Referentes del andinismo y técnicos especializados confirmaron que el bloque de hielo sufre grietas profundas en diversos flancos de su fisonomía. Resulta necesario destacar que este recorrido siempre se consideró de alta complejidad y apto solo para deportistas con una preparación física de excelencia. Para abordar esta ruta, es obligatorio contar con el equipamiento técnico reglamentario y la compañía de guías profesionales certificados, dado que el terreno no perdona errores de planificación.
La urgencia de estas medidas preventivas se apoya en el luctuoso hecho ocurrido meses atrás, cuando un turista bonaerense perdió la vida mientras recorría la zona. Aquel accidente fatal reabrió el debate en la provincia sobre la seguridad en los senderos de alta montaña y la necesidad de endurecer los controles para evitar que se repitan incidentes de tal magnitud en un entorno tan cambiante.
Frente a esta coyuntura de peligro latente, se les pide a los residentes y a los turistas que eviten acercarse al sector hasta que las condiciones de estabilidad mejoren. El riesgo de desprendimiento de grandes bloques de hielo desde la parte superior es una amenaza constante que pone en juego la vida de cualquier persona que circule por las inmediaciones de la base o el frente del glaciar.
Organismos de rescate y especialistas en glaciología insisten en que las recomendaciones de seguridad deben respetarse a rajatabla. Los expertos sostienen que las advertencias de la naturaleza no pueden ser ignoradas, especialmente en una etapa donde la fragilidad del Ojo del Albino se manifiesta de forma tan agresiva y recurrente.
Este fenómeno se suma a una lista de cambios drásticos que están alterando la geografía turística de la capital fueguina. La pérdida de estos espacios naturales emblemáticos evoca lo sucedido con el colapso del Cañadón de la Oveja, otro punto geográfico de gran valor que vio modificada su estructura de manera definitiva tras un proceso de derrumbes similares.