RIO GRANDE.- La sede de la calle Uani 854, en el corazón de la Margen Sur, se transformó una vez más en el escenario de un encuentro que ya forma parte de la identidad solidaria de Río Grande. Luego de la incertidumbre inicial por la falta de productos alimenticios, el Comedor de María logró llevar adelante su festejo navideño asegurando que cada familia presente pudiera disfrutar de una mesa servida y un clima de celebración comunitaria.
María González, la principal referente del espacio, expresó su gratitud hacia el sector privado, público y la comunidad en general, reconociendo el rol de las empresas y empresarios que se hicieron eco del pedido de ayuda. Gracias a estos aportes, se consiguieron los elementos necesarios para la cena, logrando que la campaña denominada “Elfos en Acción” cumpliera su meta de máxima, que era integrar los juguetes ya recolectados con un menú festivo acorde a la fecha.
La jornada se desarrolló en un ambiente de calidez donde los menores no solo participaron de la cena, sino que también recibieron sus respectivos presentes de juguetería. Según explicaron desde la organización, la preocupación por el desabastecimiento de bebidas, golosinas y materias primas para panificados se disipó gracias a la respuesta inmediata de los vecinos, permitiendo que la mesa dulce contara con las frutas secas, confituras y galletitas temáticas que se habían solicitado originalmente.
Uno de los momentos más significativos de la tarde estuvo vinculado a la trayectoria del establecimiento. González se mostró profundamente conmovida al repasar la historia del lugar, subrayando que esta actividad se mantiene vigente desde hace 18 años. La responsable del comedor manifestó su emoción por sostener este compromiso social en el tiempo, transformando la asistencia diaria en un evento que busca llevar alegría a los hogares más necesitados de la zona sur durante las festividades de fin de año.
Finalmente, el evento cerró con la entrega de las tradicionales bolsas de golosinas para todos los presentes.
Para el cierre, María González destacó que, a pesar de los obstáculos logísticos iniciales, la solidaridad riograndense permitió que la secuencia lógica del festejo se mantuviera intacta. De esta manera, el comedor reafirmó su importancia institucional en el barrio, cerrando un nuevo ciclo de trabajo con el acompañamiento de quienes colaboraron para que ningún chico se quedara sin su regalo ni su cena de Navidad.