

Desde las primeras horas de este jueves, decenas de camiones intentan ingresar a la provincia, pero la medida de fuerza detuvo completamente la actividad en los puestos aduaneros. La situación genera demoras en el abastecimiento de productos e insumos, y vuelve a golpear a una provincia que depende casi exclusivamente del transporte terrestre.
“Nos tienen de rehenes en medio de un conflicto que no es nuestro. Llevamos horas esperando sin saber cuándo nos van a dejar pasar. No somos rehenes de nadie, pero así no se puede trabajar”, expresó indignado Carlos Giménez, camionero de Río Grande.
El paro fue definido por el Sindicato Único del Personal Aduanero de la República Argentina (SUPARA), que tras un nuevo fracaso en las negociaciones salariales decidió intensificar su plan de lucha. La medida contempla un paro total de actividades y un “apagón informático” que se aplicará hoy jueves y mañana viernes.
Durante estas jornadas, los empleados aduaneros se presentan en sus puestos pero no realizan tareas operativas. Además, mantienen las computadoras apagadas entre las 9 y las 17 en el Área Metropolitana de Buenos Aires y de 8 a 16 en el resto del país. También se desarrollan asambleas en todas las sedes.
Según SUPARA, las paritarias siguen bloqueadas, y el sector oficial condiciona cualquier mejora salarial a la anulación de una medida cautelar que protege la estabilidad laboral del personal. El gremio advierte que, de no haber avances en las negociaciones, las medidas podrían continuar la semana próxima.
En Tierra del Fuego, el impacto es inmediato. Empresas, comerciantes y ciudadanos ya comienzan a sentir las consecuencias de la paralización del transporte, en una provincia donde cada interrupción logística genera efectos directos en la economía local.