

Las cámaras de seguridad del lugar han captado muchos de los hechos delictivos, permitiendo identificar a algunos de los responsables. Sin embargo, esto no ha sido suficiente para frenar la ola de robos, que se repiten con frecuencia y afectan principalmente a productos de alto valor como vitaminas y proteínas, aunque también han sido sustraídos artículos menores como soja, gelatinas y frutos secos.
Leandro Tur Springs, uno de los dueños, expresó su frustración: “Estamos cansados. Nos roban prácticamente a diario. No es por necesidad, no se llevan comida. Van directamente por lo más caro del local. Y lo hacen de forma muy calculada: nos distraen pidiendo algo y aprovechan los puntos muertos del local para esconder productos en bolsillos o bolsas”.
Las pérdidas estimadas por estos robos ya superarían los $400.000, según relataron desde el comercio. El último episodio registrado dejó un saldo de más de $70.000 en mercadería sustraída en apenas tres productos.
Lo más alarmante para los propietarios es que los ladrones no presentan el perfil típico de delincuentes. Se camuflan como clientes habituales, incluso realizan compras mientras aprovechan para llevarse artículos de alto valor sin pagar.
“No podés darte cuenta. Te hablan, compran, se comportan como clientes normales. Y después ves las cámaras y descubrís que esa misma persona se llevó cosas”, relató uno de los empleados.
Desde el local aseguran haber realizado denuncias cada vez que lograron captar imágenes de los delincuentes, pero sienten que las respuestas no han sido suficientes. Ahora evalúan llevar los casos directamente a la fiscalía para buscar una solución más efectiva.
El problema, según cuentan, no es exclusivo de Isla Saludable. Otros comerciantes de la zona también han reportado situaciones similares, lo que refleja una preocupante normalización del delito en el área céntrica.
“Compartimos las imágenes con los locales vecinos y enseguida nos dicen ‘sí, ya lo conocemos’. Es como si fuera parte del día a día”.
Mientras tanto, la inseguridad sigue siendo una amenaza constante que pone en riesgo no solo las finanzas del comercio, sino también la confianza y la tranquilidad de quienes trabajan y compran en la zona.