

Además, las restricciones ideológicas imponen filtros adicionales: el Gobierno nacional rechaza inversores chinos, árabes y venezolanos, mientras que Tierra del Fuego descarta cualquier firma británica, por cuestiones de soberanía. “El escenario es complejo. No se trata solo de inversión, también de geopolítica”, advirtió Sosa.
La continuidad laboral es una de las grandes incógnitas. El gremio buscará participar de las mesas de negociación que comenzarán la próxima semana en Buenos Aires, con la presencia del gobernador Gustavo Melella, autoridades de YPF y posiblemente representantes del futuro socio de Terra Ignis.
“Queremos sentarnos en la mesa chica. Hay que garantizar los puestos de trabajo de quienes hoy están en YPF y de nuestros afiliados”, remarcó Sosa.
Mientras tanto, la situación actual de Terra Ignis refleja una estructura mínima, con apenas cinco personas —tres de ellas sin salario— y sin control sobre ninguna área productiva. Su verdadero rol comenzará recién en 2027, cuando YPF deje formalmente sus operaciones.